Versiculo del día

[ Cántico de alabanza y de adoración ] Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos.
Salmos 95:1-2 RVR1960

El pasaje de hoy es de Reina-Valera 1960.

Esto es un llamado a la adoración explícito. Todos debemos amanecer en esta actitud todos los días para que entremos en la presencia del Señor de forma inmediata. Sólo debemos ponernos en acción y adorar a Dios de todo corazón. Reconocerle en todo momento como el creador de todo y de todos. No somos nada sin Él y, por lo tanto, le debemos todo. Aclamamos su presencia alegremente, porque debemos agradecer la vida que tenemos y el privilegio del acceso a su presencia. Por esto no debemos estar tristes al adorarle porque Él ya está de nuestro lado cuando le alabamos de corazón.

Cantemos con júbilo, con gozo, con todas nuestras fuerzas, al que nos salvó. Debemos envolvernos en una adoración extrema en la cual nuestra mente solo tenga un propósito; agradar a Dios, enaltecerle y brindarle tributos, sin esperar nada a cambio. Es una adoración desinteresada en lo material, pero interesada en agradarle a Dios y con toda la intensión de ver y sentir la manifestación de su Espíritu Santo en nuestras vidas. Es intencional, porque queremos provocar su atención. Queremos hacernos sentir, que se nos note cuán apasionados estamos por Cristo, pero no para que nos vean, sino para que nuestro Dios se sienta apreciado y amado por nosotros. No hay nada que mueva  más el corazón de Dios que el que nos rindamos a Él para hacer su voluntad sin reproches. Le aclamamos, invocamos su presencia y luego entramos a su presencia con alabanza. La clave está en nuestra concentración en la persona de Dios y no en nosotros. Es enfocarnos corrrectamente en que somos instrumentos para adorarle y nada más. En ese instante el Espíritu Santo nos toma y nos impulsa, nos instruye y nos guía a llevar la adoración a otro nivel. En ese nivel todo es gozo, todo es alegría y todo es placentero porque sentimos que Dios nos toma en sus brazos para deleitarse con nuewstra adoración.

Por eso es que nos instruye a cantarle porque esta expresión es liberadora y nos hace crecer. Cuando expresamos todo lo que sentimos y sabemos de Dios el poder de la palabra se activa y comenzamos a vivir en lo que decimos por el poder de su palabra. Es una cuestión de Fe. Tienes que creerlo y actuar.

Te invito a que la próxima vez que te sientas aturdido, desanimado, desilusionado, acabado o deprimido, comienza a cantar un coro, una alabanza, la que te acuerdes. Si no sabes cantar o no te sabes ningún coro, comienza a decir todas las cosas hermoasas y bonitas que vengan a tu mente sobre Dios. Esfuérzate en pensar y decir todas las palabras de alago, de engrandecimiento y de alabanzas a Dios. inmediatamente te sentirás más animado a continuar. Resiste la tentación de pedirle a Dios, concéntrate en agradecer y adorar y tendrás la experiencia más íntima que puedas tener con Dios.

Dios te bendiga.



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